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Los coches eléctricos están por todas partes gracias a la multiplicación de sus ventas y a que sus precios se están aproximando a los de los motores de combustión.
Las ventas mundiales de vehículos eléctricos (EV, por sus siglas en inglés) eran más del doble en 2023 que en 2021, y este año, según las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía, volverán a aumentar con fuerza. Si se cumplen las previsiones, en 2024 habremos pasado en tan solo tres ejercicios de poco más de 6 millones a casi 17 millones de vehículos eléctricos vendidos. En la Unión Europea, y en contra de lo que a veces se espera, menos de un tercio de los EV eran híbridos enchufables, lo que quiere decir que la inmensa mayoría dependía únicamente de sus baterías para funcionar.
Otra de las razones por las que cada vez nos encontramos más con coches eléctricos en la carretera es que, sencillamente, cada vez los conducimos y revendemos más en el mercado de segunda mano. En los últimos dos años, como constatan las cifras actualizadas de Our World in Data, el número de eléctricos en uso ha pasado de tan solo 26 millones a rebasar ampliamente los 40 millones en todo el mundo.
Ciertamente, estas cifras hay que ponerlas en perspectiva. El mayor incremento mundial se ha dado —con diferencia— en China, lo que ayuda a entender por qué el fulminante despegue en las ventas no se ha traducido en una especie de estampida de coches eléctricos en las calles y rotondas de Nueva York, Londres, París o Madrid.
Este año, en China se podrían vender algo más de 10 millones de unidades frente a las casi 3,5 millones de Europa o las menos de 2 millones de Estados Unidos. Y estas cifras son interesantes también porque nos recuerdan que la movilidad eléctrica sigue dependiendo mucho de los incentivos públicos, tanto para la venta como para la producción. China, un mercado fuertemente intervenido por el estado, ha sido el primero en el que los EV, de media, ya son más baratos en el concesionario que sus rivales.
El primer motivo por el que el precio de estos vehículos se ha vuelto atractivo en todo el mundo es, por lo tanto, la influencia de políticas públicas comprometidas, en este caso, con la reducción de las emisiones. Y estas políticas se han traducido no solo en ayudas a la venta o la producción, sino también en el establecimiento de fechas en las que se prohibirá la venta de vehículos no eléctricos o se excluirá a los coches de combustión de amplias áreas urbanas donde no podrán circular. Por ejemplo, la Unión Europea ha prohibido la venta de coches que emitan CO2 a partir de 2035.
Otro motivo del atractivo del precio de los EV es que el coste total de tenerlos en propiedad durante años cada vez sale más a cuenta. A diferencia del precio final que pagan los consumidores en el concesionario, el coste total de la propiedad (TCO, por sus siglas en inglés) incluye los subsidios, la pérdida de valor por la antigüedad y el mantenimiento o el gasto en combustible y seguros durante la vida útil del vehículo. El TCO de los eléctricos lleva años convergiendo con el de sus rivales también en Europa y Estados Unidos, y las razones no son difíciles de intuir.
Para empezar, su consumo energético es más eficiente y sus costes de mantenimiento son más bajos. Al mismo tiempo, su ritmo de depreciación está ralentizándose gracias a los espectaculares avances en las baterías, a la creciente confianza de los consumidores en su autonomía y vida útil (algunas baterías ya poseen una autonomía de 1.000 kilómetros con una sola carga) y, finalmente, al fortalecimiento de la imagen de marca tanto de los modelos eléctricos en general como de determinadas enseñas especializadas en su producción, más allá de las consabidas Tesla para la gama alta y Toyota para la gama media.
En 2022, según la Agencia Internacional de la Energía, la paridad del TCO entre vehículos eléctricos y de combustión se alcanzaba, de media, en menos de siete años en Europa o Estados Unidos, dependiendo siempre de tamaños y modelos. Es decir, a partir de ese momento los eléctricos se convertían en una inversión mejor que la de su competencia.
¿Qué pasa en los concesionarios?
Otro motivo por el que el coste de los coches eléctricos se ha vuelto tan atractivo es que, sencillamente, cada vez son más los modelos que han reducido con fuerza su precio de venta al público (sin contabilizar los subsidios a la adquisición) en comparación con sus rivales de combustión entre 2018 y 2022.
Y aquí han llamado poderosamente la atención los casos de los SUV, para los que antes había una abrumadora diferencia de precio del 170% en Estados Unidos, del 139% en Reino Unido y del 116% en Francia, que ahora se han derrumbado, respectivamente, hasta el 56%, el 51% y el 32%.
Lo que antes era un producto de lujo ya no lo es tanto y, en mercados como China o Alemania las diferencias de precio se quedan en el 10% y el 21%. Además, hay que recordar que todos estos porcentajes no incluyen los descuentos que significan las ayudas públicas a la adquisición de los coches.
Aun así, también es cierto que en el promedio de todos los modelos, las diferencias siguen siendo importantes, y que en algunos países (Alemania) se han ensanchado y en otros (Francia) se estancaron entre 2018 y 2022. No obstante, todo parece indicar que la tendencia general es que la diferencia se estreche, como ocurrió en Reino Unido, Estados Unidos o China.
Otro aspecto a tener en cuenta es la brutal competencia del gigante asiático, que está consiguiendo hundir los precios de los EV hasta el punto de que algunos modelos minis, como el Wuling Bingo o el BYD Seagull, ya los está comercializando nacionalmente por unos 10.000 euros, impuestos incluidos. A estos precios, y teniendo en cuenta que empresas chinas de automoción como BYD, Cheri o SAIC están abriendo fábricas en Europa, el reciente endurecimiento de los aranceles europeos podría tener un efecto limitado sobre el atractivo del precio de los modelos en el concesionario.
Y todo ello, en fin, desde la abrumadora competencia china hasta los avances en baterías, pasando por los subsidios y la cada vez más cercana convergencia entre el TCO de los coches de combustión y los eléctricos, se va a traducir, muy probablemente, no solo en precios aún más atractivos para los eléctricos, sino en ventas aún mayores.
Es más, según un informe reciente de BloombergNEF, las ventas de EV pasarán de 13,9 millones en 2023 a más de 30 millones en 2027, creciendo a un promedio del 21% anual. Además, la participación media de estos coches en las ventas mundiales de vehículos de pasajeros nuevos despegaría hasta el 33% en 2027, frente al 17,8% del año pasado, aunque solo China (60%) y Europa (41%) batirían esa marca para entonces. Dicho esto, dentro de Europa algunos países avanzarían incluso más rápido, según BloombergNEF, con los países nórdicos llegando al 90% y Alemania, Reino Unido y Francia muy por encima del 40% en tan solo los próximos tres años.
Escribe: Gonzalo Toca