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Cientos de participantes han retomado este año esta aventura, para la que solo se necesitan ganas de viajar y “un coche que puedas haber cambiado por una bolsa de patatas”
Los elementos para tomar parte en el Mongol Rally, la loca carrera de 16.000 kilómetros desde Europa hasta el este de Kazajistán, son sencillos: ganas de viajar y vivir aventuras, además de un coche que “puedas haber cambiado por una bolsa de patatas”. Máximo 1.300 centímetros cúbicos (125 en el caso de las motos) y, cuanto más viejo, mejor. Son esenciales también buenos mapas, una tienda de campaña, algo de conocimientos de mecánica y mente abierta para observar el cambio de cultura con el transcurso de los miles de kilómetros de camino.
Así se plantea esta carrera con fines solidarios. Como un viaje físico, pero también personal e interior, en el que no hay ningún tipo de asistencia por parte de la organización. Está a cargo de los británicos The Adventurists, que han retomado en este 2024 la carrera después de cinco años de parón a causa de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania.
The Adventurists solo coordinan las fiestas de salida y de meta, y ya han abierto la inscripción para la edición de 2025. Los preparativos pueden llevar meses y comprenden desde la obtención del vehículo; la aportación de 500 libras (unos 600 euros, al cambio) en patrocinios para fines solidarios, esto es, para la organización destinataria, Cool Earth; la tramitación de los visados para atravesar algunos de los 25 países que se tocan a lo largo de los 16.000 kilómetros de recorrido, o las vacunaciones a las que obligatoriamente hay que someterse antes de emprender la aventura. Por eso hay que prepararse con tiempo, organizar todo para que el caos posterior guarde cierto orden.
Las reglas del juego
Uno de los lemas de la carrera es que “si todo ha salido bien, algo no ha salido bien”. Los participantes deben estar abiertos al 100% a la improvisación y tener capacidad de adaptación a las condiciones de viaje más extremas, que se agudizan por el hecho de viajar, en muchos casos, en tartanas viejas y no aptas para carreteras exigentes como las que se afrontan, especialmente, en el último tramo de la aventura. “Cuanto peor sea el coche, mayor será la aventura. De hecho, si ves que tu coche va mejor de lo esperado, probablemente sea mejor que eches azúcar en el tanque de gasolina”, explican los organizadores.
Por lo demás, las reglas, además de las características de los coches, se explican de forma desenfadada en la propia página web del rally. Hay una muy importante y es que los equipos, formados como máximo por cuatro personas, están totalmente solos. A partir de ahí, hay que recaudar los fondos para Cool Earth y, muy importante, “llevarte tu basura contigo”. Eso incluye el propio coche en el que se realiza el viaje.
La organización pide una fianza a los participantes por el transporte del vehículo desde la meta al punto de salida una vez finalizado el rally. También se puede ahorrar este dinero si se conduce de vuelta, aunque después de un mes subidos en el coche, es posible que haya pocas ganas de volver del mismo modo. De ahí que The Adventurists den la opción de transportar los coches de regreso al este de Europa en tren.
¿Cuánto cuesta el rally?
Es una gran pregunta que los propios organizadores resuelven de una manera aproximada. El coste puede llegar a ser de cero euros si se buscan patrocinios para sufragar los gastos propios de una aventura de este tipo, que son varios y, en algunas partidas, elevados. Para empezar, la inscripción para 2025 asciende a 895 libras los coches y 425 libras las motocicletas, es decir, 1.060 y 500 euros respectivamente.
Además, hay que adquirir el coche, aunque probablemente no sea ni la primera ni la segunda partida del presupuesto en importancia. En la última edición, por ejemplo, las restricciones de paso en Azerbaiyán obligaban a interrumpir la conducción y enviar el vehículo en un transporte alternativo desde Georgia, lo que suponían entre 900 y 1.300 libras, a las que había que añadir el coste de los vuelos de los aventureros o aventureras.
La propia organización calcula el coste del combustible en más de 500 libras, aunque, lógicamente, todo depende del tipo de vehículo y de la ruta que se siga. De ahí que sea complicado hacer una estimación muy aproximada. También hay que presupuestar los visados, que deben tramitarse en las diferentes embajadas de los países que esté previsto visitar desde meses antes. The Adventurists fija un límite máximo aproximado de unas 900 libras, aunque, en función de la ruta e incluso de la nacionalidad de la persona que los tramite, el coste puede reducirse bastante.
Si hay algo que la organización recomienda es un buen seguro de viaje. La salud es lo primero y, por eso, hay que gastarse unas 100 libras en este capítulo para no verse tirado en las condiciones más extremas. En el capítulo de salud, es importante también vacunarse, para lo que hay que consultar a los especialistas, con un coste estimado de otras 100 libras por persona.
Por último, hay una serie de trámites esenciales y aburridos que hay que cumplir antes de ponerse a conducir cuatro o cinco semanas durante 14 horas al día. Los visados, un buen seguro del vehículo con cobertura internacional, el cuaderno de paso (una especie de visado para el coche necesario en algunos países), tener la documentación del vehículo en vigor y en regla, y el carnet de conducir internacional. Con todo ello, puede empezar la aventura, aunque hay que esperar al verano de 2025 para la próxima edición.
Escribe: Rafa Honrubia