Llevamos tiempo oyendo hablar del 5G y de las ventajas que aportará a la sociedad. Con esta tecnología se incrementa de manera exponencial la calidad y velocidad de la transmisión de datos, superando con creces a la de la fibra óptica, de tal manera que la latencia (la demora entre el envío y la recepción de la información) es muchísimo menor: de los 50 milisegundos del 4G a 1 milisegundo del 5G.

El 5G está detrás de uno de los grandes proyectos del futuro, el coche autónomo, un vehículo que prescindirá del conductor para circular y que cambiará nuestra manera de viajar y movernos en las ciudades. Gracias a esta tecnología, la información que recibiría ese coche autónomo sería prácticamente en tiempo real, con lo que eso supone a la hora de reaccionar ante cualquier incidencia que ocurra en la carretera.

Según José Francisco Montserrat, investigador de la Universidad Politécnica de Valencia y asesor del Banco Mundial en Transportes y 5G, «podremos reducir hasta el 80% de los accidentes de tráfico», además de evitar atascos, coordinar a los vehículos para que circularan por la ciudad sin necesidad de semáforos, etc. Según pronosticaba el investigador de la UPV, y gracias a la implantación de este sistema de interconectividad, «las luces de la calle iluminarán solo si hay personas cerca, los contenedores de basura avisarán de cuándo tienen que ser recogidos. Habrá muchos menos coches, pues los compartiremos y, en el 2050 no existirán semáforos porque los vehículos serán autónomos».

Pero para que esto sea posible (ahora estamos en las primeras fases de estos automóviles en las que aún es necesaria algún tipo de intervención y supervisión humana), es necesario también que las carreteras estén interconectadas, no solo con el vehículo, sino entre sí.

Ya existen diversos proyectos para implantar el 5G en el urbanismo de algunas ciudades. Uno de ellos es la Ciudad Piloto 5G de Guangzhou, en China, que pusieron en marcha el pasado mes de abril las compañías ZTE y China Mobile. Dicho proyecto se está probando en cinco escenarios: el tren de alta velocidad, el metro, el autobús, los vehículos particulares y las carreteras.

Otro proyecto de carretera inteligente es el llamado AIVIA Orchestrated Connected Corridors, en el que participan varias empresas internacionales. En su fase inicial, se desarrollará fundamentalmente en Estados Unidos y Canadá, pero está previsto que se extienda a otros países como Chile, Reino Unido, Polonia, España, Colombia y Perú. Entre las áreas de desarrollo de la iniciativa, se encuentran la señalización, las marcas viales, los equipos de telecomunicaciones, los servicios digitales ITS/V2X, los sistemas de seguridad vial, etc. El objetivo es lograr una movilidad más conectada, más segura y mucho más óptima. En definitiva, una circulación libre de atascos, entre otros problemas.

Vehicular Communication, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons

 

DGT 3.0

Según un artículo publicado en la revista digital de la Dirección General de Tráfico en España (DGT), se estima que para 2025 la Unión Europea habrá invertido 3.500 millones de euros en un plan público-privado para el desarrollo de la tecnología 5G. Para entonces, las zonas urbanas, las principales carreteras y las líneas de ferrocarril deberían contar ya con esta cobertura. España, dicen varias fuentes en ese mismo artículo, es uno de los países europeos más avanzados en esta infraestructura, por detrás de Alemania, Italia y Países Bajos.

Algunos de los cambios en la normativa de tráfico de finales de 2020 ya estaban orientados a esos futuros usos del 5G en España. Por ejemplo, la luz V-16 que sustituye a los triángulos en la señalización de una avería en la carretera incorpora un sistema de geolocalización. Con ello, se podrán tener localizadas todas las incidencias que se produzcan. Otro cambio que incluía esa normativa es que las grúas deberán comunicar telemáticamente la ubicación del vehículo averiado.

La Plataforma Vehículo Conectado 3.0, más conocida como DGT 3.0, es un paso más hacia esa nueva movilidad. Se trata de una aplicación móvil que permitirá interconectar los vehículos con una base de datos central, coincidiendo con la implantación definitiva del 5G en España en 2025. Esto permitirá a los usuarios compartir información en tiempo real.

DGT 3.0 permitirá la interconexión de todos los integrantes de este particular ecosistema de la movilidad: fabricantes de vehículos, plataformas de transporte público, ayuntamientos, aseguradoras, usuarios de las vías públicas, etc.

La DGT dispondrá de un Punto de Acceso Nacional para actuar como punto de unión entre los datos y los intermediarios que los reciben. Gracias a esa interconectividad, gestionada a través de aplicaciones móviles, se tendrá acceso a un análisis detallado del tráfico. Recibir alertas de atascos en tiempo real, conocer el estado de los semáforos para trazar recorridos sin paradas o evitar zonas en las que haya habido un accidente o estén afectadas por obras son algunas de las posibilidades que ofrecerá esta plataforma.

Y para que todo esto sea posible, ya hay en marcha una serie de proyectos piloto para digitalizar la red de infraestructura vial, como el del túnel de Cereixal, en Lugo, que ofrece asistencia a la conducción de vehículos que lo atraviesan. Son los primeros pasos hacia la carretera del futuro.

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