Vamos a darte una información horrenda. Producimos 20 veces más residuos plásticos de los que generábamos en la década de 1960 y si buscas en Google el término ‘islas de basura’, verás una amplia zona en el océano Pacífico y otra en el Atlántico cubierta de desechos, principalmente, de nuevo, plásticos. De acuerdo a las estimaciones actuales, de seguir las cosas como hasta ahora, para el 2050 habrá más toneladas de plástico en los mares que peces. En Holanda e India están desarrollando una posible forma de paliar esta problemática.

En Róterdam, ciudad holandesa conocida por su arquitectura vanguardista, la empresa VolkerWessels está innovando con un proyecto muy interesante que podría revolucionar la forma de construir carreteras. Llamado PlasticRoad, es una opción ecológica que puede tanto ayudar a limpiar el mar como a hacer que se deje de usar cemento. Hay que aclarar que de momento es una idea en papel, pero que podría materializarse en las vías en los próximos años.

Teniendo en cuenta el gran problema que suponen esos residuos plásticos marinos, esta empresa tuvo una idea. ¿Y si rescataban plástico del mar y, en lugar de quemarlo, lo reciclaban? ¿Por qué no crear una suerte de piezas ensamblables estilo juguete de niño pequeño para hacer carreteras? Esto, además de limpiar el mar, lograría bajar las millones de toneladas de CO2 que se lanzan a la atmósfera cada vez que se construyen carreteras de asfalto.

Según decía Rolf Mars, uno de los portavoces de la empresa, en una entrevista publicada en The Guardian, estas calzadas podrían soportar temperaturas que van de los -40 grados a los 80 grados y su aguante sería equivalente al del asfalto.

Como ventaja, el hecho de que sean ensamblables ahorraría mucho tiempo, pudiendo realizarse en unas semanas, ya que todo el proceso de fabricación se haría en una fábrica en vez de en la propia vía. Esto, además, permitiría reparar y alterar el trazado con mucha más facilidad que ahora. También son huecas por dentro, lo que permitiría que el tendido de cableado, tuberías y demás servicios para los ciudadanos fuera más sencillo.

Estas vías contaminarían menos y durarían más.

Según la empresa, esta idea fue concebida al plantearse si el asfalto de toda la vida es todavía la respuesta a los problemas y necesidades actuales de las vías de comunicación. Las carreteras deben tener un ciclo vital más largo, tardar menos en construirse y requerir menos mantenimiento; ser más sostenibles, lograr mayores reducciones de ruido y ser más competitivas económicamente. Todas las respuestas están en el plástico que ronda por el mar y que iniciativas como The Ocean Cleanup planean recuperar lo más pronto posible.

Renders cedidos por PlasticRoad

The Ocean Cleanup nació cuando el joven holandés Boyan Slat se fue de vacaciones a Grecia, donde en el mar de Ulises acabó marcado por la increíble cantidad de basura plástica que había en la superficie del agua. De vuelta a su vida diaria, entró en la universidad mientras seguía dándole vueltas a lo que había visto en el país heleno. Así que comenzó a investigar y creó la empresa social The Ocean Cleanup.

En India hay carreteras de plástico desde hace 15 años.

Tras devanarse mucho la cabeza, Slat se dio cuenta de que había estado enfocando mal el problema. Pensaba en barcos capturando los plásticos, un proceso caro, además de contaminante, cuando en realidad en el propio océano, con sus vientos y sus corrientes, estaba la solución. Los mares podrían limpiarse a sí mismos si se encontraba una solución adecuada que usará esa fuerza a su favor.

Su concepto, desarrollado en 2014, es sencillo a la par que elegante. Cada unidad del sistema formará una matriz estructurada en forma de V con sendos brazos de 50 kilómetros. En la confluencia de ambos se situará una plataforma recolectora, que tendrá unos 10.000 metros cuadrados. El ángulo de los brazos hará que el plástico, normalmente localizado en los tres metros más próximos a la superficie, se agrupe y flote hacia la plataforma recolectora.

Alimentada por paneles solares, esta separará el plástico acumulado con el empuje de las corrientes y se vaciará cada 45 días, llevándolo a tierra para ser reciclado. Aunque pueda parecer una locura hacer caso a un joven de menos de 25 años, hay un largo informe científico que lo avala y se estima que una de sus matrices podría limpiar casi la mitad de los océanos en 10 años.

En principio, los de Plastic Road esperan comenzar con un proyecto piloto a finales de 2017. En principio, será solo una ciclovía. Si sale bien, Róterdam puede ser pionera en el proceso de salvar los peces de los océanos. En India hay carreteras de plástico que llevan ya 15 años instaladas. The Guardian asegura que son mucho mejores que las de asfalto.

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