Es posible que el himno de la provincia holandesa de Frisia, a la que pertenece la localidad de Jelsum, sea la canción más odiada de los habitantes de este municipio. O, al menos, lo fue durante un tiempo. Una de las carreteras musicales de la ciudad tiene la culpa. En concreto, el tramo en el que las autoridades de Jelsum decidieron instalar guías sonoras en el asfalto con las que alertar a los conductores de una posible salida de la pista. Lo curioso es lo que se oía cuando las ruedas de sus vehículos pisaban estas bandas: las notas del estribillo del himno de la región.

 

 

 

Lo malo es que los conductores no eran los únicos que las escuchaban. También lo hacían los vecinos de la zona desde sus casas. Lo que parecía una curiosa y amena iniciativa se convirtió pronto en una verdadera tortura; sobre todo, cuando el volumen de tráfico era elevado.

 

Algunos residentes, incluso, llegaron a declarar a un periódico local que preferían el ruido provocado por los despegues y aterrizajes de los aviones de la base aérea cercana a la localidad al continuo tarareo de la carretera musical. Las quejas no cayeron en saco roto. Las autoridades, finalmente, accedieron a desinstalar las bandas sonoras.

 

Son muchas las vías en las que las bandas blancas que las delimitan incluyen una advertencia acústica y vibratoria para alertar a los conductores de un cambio en su trayectoria (invasión de sentido opuesto o salida a la derecha del carril) para que este pueda corregirla a tiempo.

 

Para construir estas bandas se suele fresar los laterales de la carretera y/o el eje central, coincidiendo normalmente con las marcas viales de la misma. Algunos estudios, como el realizado por la Universidad de Aalborg (Dinamarca), y el Departamento de Transportes de EE.UU, atribuyen a este elemento la reducción de hasta un 29% en el número de accidentes por colisión frontal y de un 67% en los producidos por salidas de la vía, ambos en carreteras convencionales.

 

Al igual que en el caso del citado pueblo holandés, en algunos lugares la instalación de estas guías no se ha limitado a la generación de pequeñas hendiduras en la calzada para que el conductor note y escuche la vibración al pasar sobre ellas. Algunas son verdaderas bandas sonoras musicales.

 

Es el caso de la que hace unos años se instaló en un tramo de la mítica Ruta 66 (EE. UU.) con motivo del estreno de una serie de documentales de National Geographic. En uno de los episodios puede comprobarse cómo se puede escuchar la canción America The Beautiful, de Ray Charles, cuando los neumáticos de los vehículos que circulan por la zona pisan las guías:

 

 

La musicalidad en estas carreteras se consigue cuando jugando con el tamaño y la distancia a la que se disponen las hendiduras de las guías. La disposición de estas son las que generan la melodía. 

 

Fue en Dinamarca, en 1995, donde se construyó la primera de estas carreteras a raíz de la iniciativa de dos artistas del país nórdico, Steen Krarup Jensen y Jakob Freud-Magnu. Aunque, en este caso, las guías no se generaron con la perforación del asfalto, sino a través de la instalación de unos pequeños vibradores que sobresalían de la vía: 

 

 

 

A partir del caso danés, las carreteras musicales se popularizaron en otros lugares del mundo, entre ellos Japón. Desde  2007, el país nipón cuenta con la denominada Melody Road, una ruta que se distribuye por distintos tramos musicalizados en varias carreteras del país. Todas ellas constituyen un verdadero reclamo para turistas. Y, de momento, parece que, al contrario de lo que ocurrió en Jelsum, no supone problema alguno para los que residen cerca de ellas.

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