Las bicicletas toman las calles y se consolidan como elementos clave de nuevos modelos de movilidad más sostenible ante amenazas como el cambio climático y el aumento de precio de los combustibles

Las bicicletas son los vehículos llamados a conquistar las calles de todas las ciudades del mundo en un futuro no muy lejano. Los vehículos a motor están dejando paso poco a poco a otras formas de movilidad más sostenibles y rentables, entre ellas, la bicicleta. Solo es cuestión de tiempo que esta revolución, que empezó hace décadas en ciudades como Ámsterdam, Copenhague, Malmo o Munster, se extienda a más urbes de los cinco continentes.

La bicicleta es silenciosa, no genera emisiones, ocupa poco espacio y ayuda a mantenerse en forma y mejorar la salud física y mental de quienes la utilizan a diario. Es un medio de transporte sin inconvenientes y solo puede ser un problema en caso de condiciones meteorológicas extremas u orografía muy contraria a su uso, es decir, en ciudades con grandes desniveles entre unos barrios y otros. 

Pero ¿cuáles son las ciudades a la vanguardia de esta revolución de los pedales? ¿Qué urbes son más ciclables? ¿Cuáles están consideradas las más bike-friendly? En todo el mundo, como es lógico, hay múltiples ejemplos, pero llevan la delantera aquellas urbes que empezaron a desterrar los coches del centro y se llenaron de bicicletas hace décadas. Otras, sin embargo, se están poniendo las pilas a marchas forzadas. En cada continente hay referencias y se siguen unos ritmos determinados. 

El norte de Europa ha sido, es y sigue siendo la gran referencia en este sentido, con grandes avances en infraestructuras y construcción de enormes redes de carriles bici, servicios de alquiler públicos, aparcamientos específicos y políticas fiscales, urbanísticas y de movilidad enfocadas a desincentivar el uso del coche y promover los medios de transporte públicos colectivos o de bajas emisiones, como la bicicleta.

Lo primero, para empezar a desgranar cuál es la mejor ciudad del mundo para recorrer a pedales, es determinar qué parámetros se pueden tener en cuenta a la hora de valorar y comparar. La aseguradora de bicicletas Luko, ahora Getsafe, lanzó recientemente un estudio en el que determinó las 10 mejores ciudades para andar en bici. Para ello, analizó 16 magnitudes y factores distintos de 90 ciudades que incluían desde el número de usuarios y la red de vías ciclistas, hasta el riesgo de robos, el clima o la existencia de estaciones de bicisharing y de alquiler. 

El resultado no es demasiado sorprendente. De las 10 primeras, tres son alemanas, Hannover, Bremen y Munster, esta última la número dos de la clasificación global. Dos son de Países Bajos, Ámsterdam y Utrecht, considerada por este ranking como la ciudad más ciclable del mundo. Berna, en Suiza, es la novena, mientras que China cuela a Hanghzou en el número siete. La sueca Malmo está en sexto lugar; Copenhague es cuarta y Amberes, en Bélgica, se lleva la medalla de bronce. 

Utrecht ha desbancado a Ámsterdam y Copenhague a la cabeza de esta clasificación gracias a unas cifras de uso de la bicicleta e infraestructuras espectaculares. Cada día, 125.000 personas de sus 361.000 habitantes utilizan algún tramo de sus 245 kilómetros de vías ciclistas. Existen lugares como la estación central de tren, con 12.500 plazas de aparcamiento específico para bicicletas. 

En bici por las urbes de EE.UU.

Diferentes rankings, como el que impulsa la asociación People for Bikes o la Liga Americana de Ciclistas, sitúan a Minneapolis como una de las ciudades estadounidenses de gran tamaño punteras en cuanto a las posibilidades de circular en bicicleta de forma segura, así como en la construcción y buena conectividad de las infraestructuras ciclistas. 

Sin embargo, la capital de Minnesota presenta unas duras condiciones climáticas durante buena parte del año, lo que dificulta el uso de este medio de transporte. A cambio, su orografía totalmente llana es perfecta para pedalear, lo que la convierte en la segunda ciudad americana en uso de la bicicleta, por detrás de Portland. 

Estas clasificaciones también colocan en lugares de privilegio grandes ciudades como Seattle, San Francisco, Portland u otras más reducidas en tamaño y habitantes, como Boulder, Madison o Berkeley. Sin embargo, las infraestructuras ciclistas de las ciudades norteamericanas están todavía lejos de provocar el impacto que sí tienen en las ciudades del norte de Europa. 

Por poner un ejemplo, Portland, la número uno en Estados Unidos, posee 283 kilómetros de ciclovías en 376 kilómetros cuadrados de superficie y 2,2 millones de habitantes entre la ciudad y su área metropolitana, mientras que Utrecht, la número uno europea y mundial, ha construido 245 kilómetros de ciclovías en 99 kilómetros cuadrados de superficie para 640.000 habitantes entre la ciudad y su área metropolitana. 

América latina pedalea

Según el estudio global publicado en 2022 por la aseguradora Luko referido anteriormente, de las 90 principales ciudades ciclables del mundo solo siete se encuentran en América Latina: Santiago de Chile, São Paulo, Ciudad de México, Bogotá, Medellín, Cali y Buenos Aires. 

La capital de Colombia presume, de hecho, de ser la capital del ciclismo en Latinoamérica, y las cifras apuntan a que el uso de la bicicleta se ha duplicado en 10 años impulsado, en parte, por el alza del precio del combustible y una orografía favorable, al estar situada la ciudad en al altiplano y no presentar grandes desniveles. 

También tienen cientos de kilómetros de ciclovías urbes como Río de Janeiro, Lima, Rosario y Curitiba, y las políticas de promoción del uso de la bicicleta y la legislación específica sobre este asunto se extienden poco a poco entre todos los países del continente. Sí tienen legislación específica Chile, Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Nicaragua y México. El resto, todavía no. 

Sporty cyclist on a separate cycle path in London

Un fenómeno global

Bycicles details

El incremento del uso de la bicicleta es un fenómeno global, y territorios y continentes tan diversos y distantes como África y Australia están viendo un aumento en la adopción de este medio de transporte. Algunas de las principales ciudades australianas y africanas se han erigido en contextos amigables para los ciclistas. Sin embargo, los desafíos que enfrentan en términos de infraestructura, cultura y condiciones climáticas son notables y varían según el lugar.

En Australia, el impulso hacia el uso de la bicicleta ha crecido significativamente en las últimas décadas, con algunas ciudades destacadas como pioneras en este ámbito. Melbourne, por ejemplo, se ha consolidado como la ciudad más amigable para los ciclistas del país, gracias a su red de carriles bici en constante expansión, una topografía relativamente plana y un clima templado que facilita el ciclismo durante todo el año. 

Las rutas ciclistas, como las de los senderos Yarra, Merri Creek y Capital City, ofrecen trayectos seguros tanto para los residentes como para los turistas. Además, las conexiones con áreas rurales, como los montes Dandenong y la Gran Carretera del Océano, hacen de Melbourne un punto central para los ciclistas que buscan rutas fuera del núcleo urbano. Uno de los pocos inconvenientes que enfrentan los ciclistas en Melbourne son las vías del tranvía, que pueden atrapar las ruedas de las bicicletas si no se cruzan adecuadamente, generando algunos riesgos.

 Bicycle traffic signal, green light, road bike, free bike zone or area, bike sharing with silhouette of cyclist and bike

Otra ciudad australiana que ha logrado avanzar en su infraestructura ciclista es Canberra, la capital del país. Beneficiándose de su diseño planificado desde cero, la ciudad es predominantemente plana y ofrece rutas amplias, lo que la convierte en una opción ideal para los ciclistas. Los senderos dedicados y las políticas que permiten el uso de bicicletas en las aceras han fomentado un ambiente seguro para quienes optan por este medio de transporte. 

Además, las autoridades han hecho esfuerzos significativos para instalar aparcamientos de bicicletas en puntos clave de la ciudad, como museos, restaurantes y áreas turísticas. Aunque el clima invernal puede ser un elemento disuasorio, las bajas temperaturas no han desanimado a los ciclistas, quienes disfrutan de las rutas emblemáticas, como el circuito del lago Burley Griffin.

Brisbane y Perth también están haciendo progresos en la promoción del uso de la bicicleta, aunque ambas ciudades enfrentan barreras relacionadas con la cultura automovilística profundamente arraigada. En Brisbane, la red de ciclovías ha mejorado notablemente en áreas como South Bank y en el centro de la ciudad, pero fuera de estas zonas la infraestructura sigue siendo limitada. Además, la alta humedad en los meses de verano puede ser un factor disuasorio para algunos ciclistas. Perth, aunque también se enfrenta a una fuerte preferencia por el automóvil, ha visto una mejora en la infraestructura ciclista, impulsada por inversiones gubernamentales. Los trayectos escénicos, como los que conectan Marmion con Burns Beach y la isla Rottnest, son algunos de los favoritos entre los ciclistas locales y los turistas.

En contraste, en África el uso de la bicicleta está ganando terreno por razones muy diferentes, principalmente vinculadas a la economía y la necesidad de una movilidad más accesible. En Chipata (Zambia), por ejemplo, la bicicleta no solo es un medio de transporte, sino también una fuente de ingresos para miles de personas. La ciudad ha sido apodada ‘Ámsterdam’ por la cantidad de bicicletas que circulan diariamente. Este fenómeno comenzó cuando los precios de las bicicletas disminuyeron significativamente debido a la llegada de comerciantes asiáticos que ofrecieron opciones asequibles con planes de pago flexibles. 

Aunque la popularidad de las bicicletas en Chipata se debe en gran medida a razones económicas, los residentes han comenzado a reconocer también los beneficios ambientales de este modo de transporte. Además, el uso de bicicletas ha reducido la congestión vial y ha contribuido a disminuir las tasas de accidentes de tráfico en comparación con otras ciudades zambianas como Lusaka.

En el norte de África, Addis Abeba, la capital de Etiopía, se está posicionando como una ciudad que busca promover el ciclismo y la movilidad activa en respuesta a la crisis climática. Aunque el uso de la bicicleta en la ciudad aún es limitado, iniciativas como la Estrategia de Transporte No Motorizado lanzada en 2020 buscan cambiar este panorama. Con objetivos ambiciosos, como la construcción de carriles bici y la reducción de muertes de peatones y ciclistas, la ciudad está tratando de sentar las bases para una cultura ciclista más fuerte en el futuro. Sin embargo, los retos son considerables, pues la falta de infraestructura adecuada y la percepción de inseguridad en las calles siguen siendo obstáculos significativos.

Escribe: Rafa Honrubia

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