caminones por carretera

Al ritmo que vamos, alcanzar los objetivos de sostenibilidad que nos marcamos en los acuerdos de París para limitar el incremento de la temperatura terrestre a menos de 2 ºC se empieza a poner cuesta arriba. Las emisiones globales deberían alcanzar su punto más alto en 2025 y después comenzar a bajar de manera inmediata. Pero hoy, todavía mantenemos unos niveles de emisiones muy superiores a lo necesario para cumplir los objetivos. 

En ese contexto, el transporte por carretera es uno de los primeros sectores que tienen que adaptarse a una nueva realidad global. Hoy, es responsable de un 15% de las emisiones de CO2 y de un 74% del total de las emisiones asociadas al transporte de personas y bienes. Para cumplir con los acuerdos de París, las emisiones causadas por el transporte de mercancías por carretera deberían recortarse en un 30% antes de 2030. Así, la reducción de las emisiones de una de las actividades humanas más contaminantes es también una de las necesidades más acuciantes de la lucha contra el cambio climático.

Hay alternativas

farola solar

En el marco de esa tarea, las infraestructuras que utilizamos para movernos de unos lugares a otros están llamadas a tener un rol protagonista. Su transformación podría redundar en una reducción significativa de los niveles de emisiones de CO2. Para ello, tenemos a nuestra disposición varias palancas que podrían ayudarnos a adaptarla a las necesidades de un mundo que se calienta.

Uno de los cambios a nuestro alcance de forma inmediata es la sustitución de las instalaciones lumínicas, responsables de la mayoría del uso de electricidad de las carreteras, según datos de McKinsey. Así, cambiar todas las bombillas por LED para iluminar las carreteras podría reducir la necesidad de electricidad y provocar una reducción en las emisiones totales de gases de efecto invernadero que se asocian al transporte. El cambio se podría complementar con la instalación de paneles solares. Si reducimos también las emisiones que proceden de la generación de energía para alimentar las infraestructuras, el impacto provocado por la iluminación de las carreteras sobre las emisiones será mínimo. 

Por supuesto, uno de los ejes de actuación debe aspirar a cambiar el tipo de vehículos utilizados mayoritariamente para los desplazamientos. En ese sentido, fomentar el uso de vehículos más sostenibles podría ser, en sí, una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es, además, un objetivo que se puede perseguir de diversas formas. Por ejemplo, se podría fomentar el uso de vehículos eléctricos a través de la instalación de un mayor número de puntos de carga. O de la adopción de sistemas que recorten los tiempos de viaje y reduzcan los atascos para facilitar la circulación de vehículos con unas capacidades más limitadas de propulsión como los que dependen de una batería eléctrica.

Otra de las medidas que mayor impacto podría tener sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es el adecuado mantenimiento de las infraestructuras. Para ello, según un estudio de la universidad americana de Rutgers, el mantenimiento debe producirse en etapas tempranas del desgaste de las carreteras. Las reparaciones a tiempo, además de conllevar una reducción de las emisiones, también podrían traducirse en un ahorro para conductores y agencias de transporte. 

Un futuro con menos emisiones

En esa línea de búsqueda de la sostenibilidad trabaja el grupo Abertis, que en 2022 ya apostó por la puesta en marcha de un plan de descarbonización de las infraestructuras de transporte con la vista puesta en el año 2030. El plan de la compañía persigue una reducción máxima de las emisiones de CO2 en carretera, con el objetivo marcado de recortar un 25% de cara a 2024, y un 50% en 2030. Al mismo tiempo, apuesta por fomentar las instalaciones de autoconsumo, mejorar la gestión de residuos e incrementar el uso de materiales reciclados.

Hasta el momento, el grupo ha emprendido más de 120 iniciativas dirigidas al fomento de la sostenibilidad y apuesta firmemente por incorporarla en sus procesos de trabajo. Entre las medidas dirigidas a aumentar la sostenibilidad de sus infraestructuras está el incremento del número de electrolineras instaladas por la empresa en Francia, España, Italia o Chile, 394 a principios de año, con previsión de doblar el número a lo largo de 2023. También la adaptación de las carreteras a las necesidades de los vehículos eléctricos, conectados y autónomos.

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