Blancas, azules, amarillas, rojas, verdes… Las matrículas de los coches son tan variadas como países y legislaciones existen en el mundo. Hoy estamos acostumbradísimos a verlas en los vehículos que circulan por ciudades y carreteras, pero no siempre estuvieron ahí.

Cuando se inventó el automóvil, eran tan pocos los vehículos que circulaban por el mundo que no parecía necesario identificarlos mediante la matrícula. Muy muy pocos podían permitirse el lujo de comprar un coche, así que saber a quién pertenecía ese artefacto ruidoso que se movía sin caballos por todas partes era muy fácil.

La cosa se complicó cuando aquellos automóviles empezaron a fabricarse en serie, su precio se abarató y quienes podían comprarlo empezaron a ser mucho más numerosos. ¿Cómo saber a quién pertenecían, a la hora de buscar al responsable en un accidente, por ejemplo, si no estaban identificados de alguna manera? La solución era buscar un sistema con el que se pudiera identificar sin ninguna duda tanto al vehículo como a su propietario. Y así nacieron las matrículas de coche.

La primera matrícula que se emitió en el mundo fue en Francia en 1893, a través de la Ordenanza de París. Tres años después, en 1896, se matriculó el primer coche en Alemania. Los Países Bajos fueron los primeros en introducir en 1898 una placa de matrícula nacional a la que llamaron driving permit. Estas primeras matrículas presentaban un número secuencial que empezaba por 1 y así se mantuvo hasta 1906, cuando se cambió el sistema.

Las matrículas en Estados Unidos 

En 1901 todos los vehículos franceses disponían ya de su matrícula. Este sistema se fue extendiendo también a otros países europeos, que poco a poco lo fueron implementando. Faltaba dar el salto a América.

Las primeras matrículas en coches también llegaron a Estados Unidos en ese año, aunque aquí la cosa se complicó un poco ya que cada estado dictó su propia legislación al respecto. El primero en implantar las placas de matrícula fue Nueva York, gracias a una orden dictada por el gobernador Benjamin Odell Jr. Pero en lugar de ser emitidas por un organismo oficial, eran los propietarios de los coches los que se hacían cada uno su matrícula de coche, a mano, sobre una superficie de cuero o de metal, e indicaban la propiedad del vehículo a través de las iniciales de su dueño. Estas placas debían ir situadas en la parte de atrás del automóvil. No fue hasta 1909 cuando el estado de Nueva York empezó a emitir las matrículas oficiales.

En Massachusetts, las primeras placas oficiales se distribuyeron en 1903. La primera matrícula, con el número 1, se emitió a nombre de Frederick Tudor. Uno de sus parientes sigue teniendo una matrícula activa con la placa 1.

First Minnesota licence plate

Pensilvania, por su parte, se convirtió en el primer estado que emitió la primera matrícula oficial en 1903 y gracias a esto, estas placas identificativas se extendieron a muchos más estados. Décadas más tarde, en 1931, emitió la que se conoce como la primera oficial personalizada. No era como las que se ven actualmente en todo Estados Unidos, pero sí permitía al propietario incluir sus iniciales en la matrícula oficial. Las personalizadas, tal y como las conocemos ahora, se crearon y permitieron en 1965, y hoy suponen una importante fuente de recaudación para las arcas estadounidenses ya que los propietarios que quieran personalizar sus matrículas deben pagar unas tasas aparte.

Frederik Tudor first licence plate

Y en España, mientras tanto…

El automóvil a gasolina llegó a España a finales del siglo XIX. Se cree que el primer coche que circuló por este país fue un Panhard Levassor importado de Francia en 1891, y lo hizo en Asturias.

Si bien no fue pionera de la industria del automóvil, sí puede decirse que España fue el primer país que implantó la matrícula de coche obligatoria de letras y números en 1900. Hasta entonces, los pocos coches que se fabricaban solo llevaban una placa con el escudo municipal de la ciudad en la que transitaban y solo les permitía circular por ella. Si querían salir fuera, debían poner otra placa diferente y abonar las tasas correspondientes.

 

La primera matrícula oficial española se expidió en Palma de Mallorca en 1900, gracias al Reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por Carretera. El coche que identificaba era un Clement propiedad de Josep Sureda i Fuentes, un maquinista retirado de la Armada, con matrícula PM-1. Meses después, se matricularon otros tres vehículos en Cáceres, Salamanca y en Palma de Mallorca.

Aquellas primeras placas identificativas españolas estaban fabricadas en chapa y llevaban los números pegados. Aún había que esperar un poco a que llegaran las matrículas de aluminio, sobre las que era más fácil moldear en relieve la numeración. 

¿por qué las matrículas no tienen vocales?
¿por qué las matrículas no tienen vocales?

Las primeras matrículas de coche contaban con una doble numeración: el dígito del ayuntamiento que les permitía circular por el municipio, y el dígito del gobierno civil, que les permitía circular por la provincia donde se hubiera matriculado. La única información que daban era la del propietario, pero no en qué fecha se habían matriculado.

Fue el 24 de mayo de 1907 cuando el sistema de matriculación fue modernizado en un intento de unificar el sistema. Para entonces, el parque automovilístico alcanzaba las 1.000 unidades. El nuevo sistema impuesto sustituía la numeración del municipio por dos o tres letras según la provincia de matriculación del vehículo. Pero pronto llegaron los problemas. En algunas provincias se evitaba el número 13 y en ocasiones, se producían duplicidades. ¿Cómo se distinguían Badajoz y Baleares si ambas empezaban por ‘BA’? Así que hubo que volver a reformar el sistema. Se fijó entonces un máximo de dos letras y se incorporaron las siglas ME para Ceuta y Melilla. Este fue el método de matriculación que permaneció hasta 1971.

A partir de esa fecha, las matrículas de coche estaban formadas por la inicial o iniciales de la provincia, 4 números y una letra, hasta que se acabó el alfabeto y se añadieron dos letras. Y continuó así hasta el 18 de septiembre de 2000, cuando se impone la matrícula europea en toda la UE, que consta de cuatro números y tres letras, con el distintivo europeo y la letra E para España.

Matrículas de coches digitales 

Si estamos en la era de la digitalización, es de esperar que esta llegue también a las matrículas de coche.

Por el momento, este tipo de placas solo están permitidas en Estados Unidos, en California y Arizona concretamente, por cuyas carreteras ya circulan unos 4.000 vehículos con este tipo de identificación.

Las de estos dos estados están diseñadas por la empresa Reviver y lo que hacen es convertir las letras y números de la matrícula en píxeles dentro de una pantalla de tinta digital similar a las de los libros electrónicos.

Estas pantallas-matrícula deben ir integradas en el coche y pueden mostrar varios mensajes, que deben ser aprobados, advirtiendo de si el vehículo ha sido robado o mostrar ciertas alertas.

Pero otros sistemas de digitalización, además de dar la información sobre el automóvil y su propietario, también podrían permitir pagos automáticos, telemetría y estado del vehículo. Entre los inconvenientes, está su alto coste. La fabricación, instalación y mantenimiento de las matrículas digitales va desde los 500 a los 1.000 dólares, aunque se espera que estos precios bajen a medida que se popularice su instalación.

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