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Hay conversaciones buenas, malas, regulares… Y luego están las que surgen en el coche, un habitáculo estupendo para la comunicación. Acaso el lugar óptimo donde compartir anécdotas, confidencias, banalidades o reflexiones sesudas aquí y en medio mundo. Porque lo importante —¡vamos a citar a Kavafis, sí!— no es la meta, sino el camino. Y quién no ha disfrutado —carretera y manta— de esos viajes en buena compañía, departiendo sin prisas, en confianza, transformando el asiento en el mejor diván e incluso en un escenario sobre ruedas. Ríete de los concursos de talentos… Todos lo hemos hecho alguna vez y lo hemos visto en programas y películas por doquier. Y que el ritmo no pare.
Y mientras Netflix presenta al mítico cómico Jerry Seinfeld echándose unas risas con otros humoristas y celebridades a bordo de vehículos de ensueño, en España el referente se llama Jorge Todolí, periodista y artífice de las Autoentrevistas. Sin cafeína, pero igual de espabilado que el estadounidense.
Un Seiscientos y una GoPro, motor de arranque
Las Autoentrevistas, que así es como se llaman, empezaron casualmente. «Fue de lo más natural. Uno de mis mejores amigos del colegio tenía un Seiscientos en el garaje y por su cumpleaños le regalamos una GoPro. Una tarde sin mucho que hacer se me ocurrió que probáramos cómo se vería la imagen de esta cámara montada en el coche», relata Jorge Todolí.
«Previamente, hay que decir que años atrás había visto la entrevista del cómico Seinfeld al showman David Letterman también en un coche clásico; y lo tendría en el subconsciente». Total, que allá fueron. Se les hizo de noche dando vueltas por el barrio con el Seiscientos y grabando a deshoras con una linterna. «Luego, lo pusimos en su televisor y nos pareció que la calidad era bastante aceptable, así que se lo conté al cómico Juan Luis Cano y, en 2015 se erigió como el primer invitado de las Autoentrevistas. Y entonces la idea comenzó a rodar sola. Como al quitar el freno de mano en cuesta.
Nacía así «un plató único», como lo definió el cineasta internacional José Luis Cuerda. «Y tenía toda la razón», concede Todolí. «Es un plató único. Si consiguiera un presupuesto idóneo para convertirlo en un formato televisivo o profesional, no dudaría en hacerlo como Jerry Seinfeld con los clásicos. Son preciosos y se convierten en una parte íntima de la charla». Un espacio recoleto con un embrujo especial, donde contemplar el paisaje, tal vez con música de fondo, y la inusitada oportunidad en estos tiempos líquidos de centrar la atención en el diálogo. En el aquí y ahora. Sin distracciones. No en vano, resuelve el creador, «algunas amistades o momentos únicos se afianzan al volante».
«Confesiones en un Seiscientos», al hilo de la tele
El éxito de la iniciativa audiovisual dio pie a la versión en papel. Confesiones en un Seiscientos es el libro donde el autor escoge, de entre todas las Autoentrevistas, «más de 50 grandes anécdotas con famosos». Una tarea ardua, desde luego. «Tuve que hacer una selección que me llevó bastante tiempo», reconoce el conductor —y nunca mejor dicho— de esta aventura mediática. Un viaje con historias memorables y espontáneas a bordo de un icono de la cultura automovilística, social —y, con permiso, emocional— de España. Un vehículo tan carismático como para unir a un país entero.
Personalidades como el humorista Juan Luis Cano, la imitadora Leonor Lavado, el cantante Miguel Ríos o El Gran Wyoming alucinaron con el plan propuesto y con esta leyenda del motor. «Es que el Seiscientos es muy de una época, se identifica mucho con lo que denominamos el pueblo. Miguel Ríos, al verlo en la calle aparcado, se llevaba las manos a la cabeza diciendo: ‘¡Menudo mito de coche, tío!’. Cuando el mito es él, de verdad», exclama Jorge Todolí. Y como el rockero, otros nombres propios de la cultura y el espectáculo celebraron el proyecto. Porque en ruta, de cháchara, surgen muchos momentos para la posteridad. Incluso se gestó un alter ego musical de la idea: Music Car Talents.
¿Quién no ha cantado en medio de la autopista o en una vía secundaria como si no hubiera un mañana? Bien lo saben estrellas planetarias, más allá del Carpool Karaoke de James Corden, donde han sonado artistas como Madonna, Ed Sheeran, Lady Gaga o Adele, por ejemplo.
Zapeando al ritmo de la música y el automóvil
Sí. Seguro que has entonado el temazo de Queen Bohemian Rhapsody emulando la secuencia de El mundo según Wayne a bordo del AMC Pacer de 1976. No solo la han parodiado en la película, sino que tú, con tu prima o unos colegas, te has asemejado a esa cuadrilla tan pintoresca en alguna escapada. O si eres seguidor de la serie Cómo conocí a vuestra madre, por ejemplo, ¿cómo olvidar el trayecto de los personajes Ted y Marshall cantando en el Fiero la cinta atascada con el I’m gonna be (500miles) de The Proclaimers?
O, de nuevo en la gran pantalla, ¿a quién no le apetecería compartir la euforia de Ben Stiller y Michelle Monaghan camino de México en The Heartbreak Kid o el Road Trip de cuatro amigos de universidad en su periplo en bus pregonando el I wanna rock de Twisted Sister? El asfalto brinda muchos momentos, sin duda. Incluso conversaciones tan icónicas como la de Pulp Fiction sobre jarras de cerveza, hamburguesas —»¿Sabes cómo llaman al cuarto de libra con queso?»— y otros temas acaso irreproducibles en este foro. Y si hacemos más zapping, esto suma y sigue. El plató único, que diría el maestro del cine.
Volviendo a la recompensa del viaje compartido
Todo tiene su recompensa. Y alguien dijo que lo que no se comparte se pierde. El formato de las Autoentrevistas, según Jorge Todolí, le ha permitido vivir «la experiencia de entrevistar a gente brillante». Un aprendizaje total realizando todo el proceso creativo, aunque con un presupuesto un tanto desigual al de Seinfeld: «Creo que él tiene unos cien mil dólares por capítulo. Y para todos estos pasos intermedios que van hasta la grabación y emisión, lógicamente, ni está ni se le espera. ¡Peor para él! Porque se sufre de lo lindo y mola mucho», bromea.
Este Seiscientos,como todo viaje, en general, regala un cúmulo de sabiduría, secretos, revelaciones y carcajadas. Pese al frenazo en su progresión catódica a raíz de la pandemia, el sello de Todolí queda para la posteridad y el periodista continúa buscando patrocinios, destinos y personas con las que reivindicar el coche como diván. Ese Seat 600 que encandilaría también al mismísimo Jerry Seinfeld. Un ejemplo local para una realidad global que tan pronto iguala a la tripulación del Carpool Karaoke con los protagonistas de una sitcom mundial que con tu familia yendo a la playa al son de AC/DC o Rosalía.