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Como en otros muchos sectores, la mujer ha ganado protagonismo en la industria del automóvil a pasos agigantados, sobre todo en las últimas décadas. Quizás la muestra más evidente la veamos cada día en nuestras calles y carreteras, donde el número de conductoras está cada vez más cercano al de los hombres. En España, por ejemplo, el 43% del censo de conductores son mujeres, «una cifra que ha ido incrementándose gradualmente, ya que en 1990 la representación femenina era del 29% del total», explica Monserrat Pérez, subdirectora adjunta de Formación Vial de la DGT. Una cifra que puede replicarse en buena parte del mundo occidental.
No obstante, al igual que en otras muchas esferas de la sociedad, existen algunas barreras que impiden que aún no podamos hablar de plena igualdad en el sector de la automoción. Muchos de estos obstáculos no son reales, sino que están ligados a la percepción que algunos siguen teniendo en relación al papel de la mujer en este mundo.
Es lo que desvela la nueva edición del proyecto #EllasConducen, iniciativa llevada a cabo por la cadena de talleres Midas, con la que se pretende precisamente visibilizar y reivindicar la parte femenina de la movilidad y el automóvil.
Así, entres las conclusiones del estudio realizado entres conductores españoles, hasta un 83% considera que aún existe cierto trato despectivo hacia la mujer profesional de este sector. La principal razón para más del 33% de quienes así lo consideran es precisamente el arraigo en la industria de la figura masculina.
La encuesta arroja prácticas que, pese a ser cada vez menos comunes, aún se siguen produciendo, como el hecho de que el 11,9% siga detectando que todavía sigue siendo habitual el uso de un lenguaje menos técnico cuando el interlocutor es una mujer, al entender que sus conocimientos sobre la materia son menores.
El encasillamiento sigue pensado para muchas de las mujeres. Si no, que se lo digan a Ana Carrasco, embajadora de la iniciativa. Para la piloto de Moto3, su carrera no ha sido precisamente fácil al tratarse de un deporte eminentemente masculino: “Afortunadamente gracias al trabajo, esfuerzo y constancia de muchos años, tuve la oportunidad de llegar al mundial y, sobre todo, de ser campeona del mundo. Ganar un mundial fue algo muy importante para mi carrera deportiva, y, además, supuso un cambio dentro de este deporte, ya que, hasta la fecha, ninguna mujer lo había logrado. Romper barreras dentro del deporte, también ayuda a romperlas dentro de la sociedad”.
Una lucha en la que a diario se ven inmersas otras muchas mujeres que trabajan en el sector en el que aún son minoría. Según los encuestados, los principales motivos que frenan una mayor representatividad femenina son la creencia de que están menos capacitadas (45,1%), el miedo a sentirse cuestionadas o estigmatizadas (17,85%) por dedicarse a “algo de hombres”, y el techo de cristal (12,85%) que impide la igualdad de condiciones en un entorno masculino.
Trabajar como mecánica en un taller, por ejemplo, es algo que sigue sorprendiendo a algunos. Al menos el 45% de los encuestados así lo afirma. Aunque quizá el dato más preocupante es el 6,4% que considera que el hecho de que sea una mujer la que se haga cargo de su vehículo sería razón suficiente para cambiar de taller. Sí, todavía hay gente que piensa así.
Aunque, por suerte, son minoría. El hecho de que solo 1 de cada 10 hombres considere que el rol de la mujer en la industria de la automoción deba limitarse a labores ejecutivas y administrativas resulta bastante esperanzador. Y aún más lo es el 87,2% de los encuestados que cree que es necesario incentivar de forma más activa la inclusión de la mujer en este campo.
Todo apunta a que la discriminación cero en la industria de la automoción (al igual que en otras tantas) es cuestión de tiempo y educación.