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Estos vehículos limpian el aire mientras circulan
En un contexto de calentamiento global, las emisiones de los medios de transporte han acabado en el punto de mira de todos. Según el programa del medio ambiente de las Naciones Unidas, un cuarto de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con el transporte. Para el Banco Mundial, en 2035 el transporte será la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
El problema que tiene, además, es que no existe una alternativa viable: no podemos dejar de mover cosas (o a nosotros mismos) de un lado a otro. El transporte es una pieza fundamental de las sociedades modernas y uno de los pilares del crecimiento económico. Sin la capacidad de desplazar mercancías y personas, el comercio se haría imposible, y con él muchas de las comodidades de las que podemos disfrutar en 2024.
El auge de la captura de dióxido de carbono
El aspecto positivo es que el mundo está volcado en la búsqueda de soluciones. Tanto para evitar el cambio climático como para incidir en las causas que lo provocan. Dentro de la búsqueda de tecnologías que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, hay una que destaca por su potencial para la industria del transporte. Se trata de la captura de gases.
Actualmente, en el mundo hay 27 plantas operativas utilizando este tipo de tecnología para descontaminar el aire. Otras seis se terminarán en los próximos años. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, combinadas, estas plantas ya tienen capacidad para capturar más de 0,1 toneladas métricas de dióxido de carbono al año, extrayéndolas directamente del aire. Además, hay planes en diversas fases de desarrollo para construir más de un centenar de plantas de este tipo próximamente. Pero la utilidad de las tecnologías de captura de gases no se limita a la instalación de plantas especializadas. Resulta que algunos sistemas ya pueden incorporarse a diferentes tipos de vehículos.
Captura sobre ruedas
Fotos cedidas por TU/ecomotive
Uno de los primeros diseños fue el desarrollado por un grupo de estudiantes de la Universidad de Tecnología de la ciudad holandesa de Eindhoven. Presentado en el año 2022, su vehículo, un coche de pasajeros bajo el nombre de Zem (Zero Emission Mobility), capturaba dióxido de carbono al circular. Además estaba diseñado para ser realmente un medio de transporte sostenible: durante su producción y, sobre todo, durante su conducción liberaba una cantidad mínima de emisiones de gases de efecto invernadero.
El coche, cuya carrocería está impresa en 3D a partir de plásticos reciclados, es capaz de capturar CO2 mientras circula. Lo hace utilizando dos filtros diseñados específicamente con la captura de dióxido de carbono en mente. Según sus creadores, el ZEM atrapa hasta dos kilos de este gas por año, suponiendo un uso medio de 20.000 kilómetros. Los filtros, además de capturar el dióxido de carbono, lo almacenan. Una vez llenos (cada 320 kilómetros aproximadamente), se vacían y están listos de nuevo para tragar gases de efecto invernadero.
El principal escollo para el ZEM, sin embargo, es que su capacidad de captación de gases todavía es muy limitada. Los dos kilos anuales que es capaz de procesar suponen solamente un 0,04% de las emisiones que produce un vehículo al año.
Otro proyecto que busca combinar el transporte con la captura de emisiones es el de la empresa suiza Qaptis. La compañía, de la ciudad de Ecublens, cerca de Lausana, ha desarrollado un sistema de captura de dióxido de carbono dirigido a los vehículos pesados. El dispositivo, que se instala en el tubo de escape de los vehículos atrapa el gas, que después se licúa y se almacena en forma líquida.
El proyecto de Qaptis todavía se encuentra en fase de desarrollo, aunque desde la empresa afirman que es capaz de capturar el 90% de las emisiones de un vehículo de transporte pesado. Según la empresa, los primeros vehículos de prueba con esta tecnología instalada comenzarán a circular por Suiza a finales de 2024, fruto de un acuerdo con un transportista local.
Fotos cedidas por TU/ecomotive
Captura sí, pero reducción de las emisiones también
En la lucha contra el cambio climático, cualquier innovación con potencial de contribuir debería ser bienvenida. Sin embargo, las tecnologías de captura de emisiones vienen con una nota a pie de página: de momento, según los científicos, no permiten capturar dióxido de carbono y gases de efecto invernadero a una escala suficiente. Es decir, la captura de emisiones es inutil como herramienta con la que retrasar o detener el calentamiento global. Es más, presenta el riesgo de ser utilizada como distracción acerca de la necesidad verdaderamente imperiosa: es reducir las emisiones. Una cuestión a tener en cuenta.
Pero, más allá de eso, la misma tecnología alimentada por energías renovables y limpias podría tener mucho potencial en un mundo que necesita controlar los gases que se vierten a la atmósfera.
Fotos cedidas por TU/ecomotive