Cuando vemos una campaña de tráfico en televisión, normalmente va dirigida a adultos. Pero hace unos años, entre 2007 y 2008, la cadena de televisión Antena 3 comenzó a emitir una serie de dibujos animados titulada Luz verde dentro de su programa Ponle freno. En ella, una agente de tráfico, ayudada por un semáforo volador, enseña a los niños en un colegio normas esenciales de circulación, seguridad vial y cómo prevenir accidentes de tráfico en ciudades y carreteras. La serie estaba dirigida a los más pequeños, niños hasta 8 años, y pretendía hacer entender a los chavales que evitar accidentes no era solo cosa de mayores, sino que era algo en lo que ellos tenían mucho que ver y hacer.

“La serie no fue un encargo directo de la DGT, fue una propuesta que les hicimos llegar a ellos y que la vieron muy bien”, explica Tony Albert, CEO de Motion Pictures, la productora de Green Light, como se llamó la serie fuera de España. “De hecho, el material que utilizaban en su día también era de animación, pero muy antiguo. Nuestra propuesta de hacer una serie en 3D y HD que les sirviera para actualizar sus presentaciones la encontraron muy interesante”. De hecho, el organismo encargó a la productora 60.000 DVD de la serie ‘Luz Verde’ para repartir en los colegios donde iban a hablar de seguridad vial, compra que cubrió parte de los costes de producción de la serie.

La falta de información y conocimiento de las reglas básicas de seguridad vial es la causa de gran parte de los accidentes de circulación que los niños sufren cada año. Según datos de la DGT, en España fallecieron en 2018 por esta causa 25 niños de 0 a 14 años tanto en vías urbanas como interurbanas. La mayoría iban como pasajeros en los vehículos siniestrados, pero un número significativo de ellos eran peatones. A pesar de que estas cifras tienden a la baja, sigue siendo necesaria la educación en seguridad vial en los colegios y en los hogares para que los niños aprendan a evitarlos.

Luz verde constaba de 26 episodios de cinco minutos cada uno. Desde Motion Pictures aseguran que la intención de la serie era “ayudar a los niños a entender las consecuencias negativas de no seguir las normas de seguridad vial, pero queríamos hacerlo desde una perspectiva positiva, con ejemplos de cómo deberían hacerse las cosas correctamente”. El objetivo, en realidad, era concienciar a los más pequeños sobre este asunto. Así, a través de lo que les ocurre a dos niños llamados Víctor y Carla, la agente y Lucio, el semáforo ayudante, explican a sus alumnos temas tan importantes como las señales de tráfico, la importancia de colocarse el cinturón de seguridad, cómo bajar de un coche evitando el peligro de ser atropellados o cómo circular en bicicleta, entre otros.

El objetivo, cuenta la productora, era “ofrecer información a los niños para que puedan comprender los signos y las reglas en nuestras calles. No queremos que los niños dependan siempre de sus padres para que los protejan, porque a veces sus propios padres no conocen por sí mismos las reglas básicas de seguridad vial. Y lo más importante, queremos que los niños disfruten mientras ven nuestro programa”.

El hecho de dirigirse a un público tan joven es porque a estas edades series educativas como Green Light les resultan más atractivas. “Yo creo que para adolescentes se puede ofrecer producto animado, pero vestido con otras técnicas como la realidad virtual, la realidad aumentada o el videojuego, donde pueden aprender de una manera más entretenida y propia de su edad”, explica Tony Albert.

Actualmente, la serie ya no se emite en España, pero sí ha tenido gran difusión en otros países de América Latina (México, Brasil, Argentina…); en Europa (Francia, Italia, Portugal, Suecia…); Oriente Medio; Canadá, Estados Unidos o Tailandia, entre otros muchos.

“Hemos recibido multitud de mensajes en nuestras redes sociales de diferentes colectivos felicitando por la serie e incluso en 2010 ganamos el Premio Zapping de Televisión como la Mejor serie de animación”, concluye Albert. Porque la educación, ya lo hemos dicho, no está reñida con el entretenimiento.

 

Texto: Mariángeles García

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