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Seguro que de tu paso por la autoescuela recuerdas (¡o eso esperamos!) cuáles son los distintos tipos de señales de tráfico que podemos encontrar en la carretera, así como su significado (y si no tienes el carnet, probablemente te lo enseñaran en alguna clase de seguridad vial en el colegio).
Entre estas se encuentran las marcas viales, esas líneas o flechas que nos encontramos pintadas en las vías. Estas señales son un elemento esencial para la seguridad vial ya que su función es regular el tráfico y guiar y advertir al conductor, indicando los bordes de la calzada y la delimitación de los carriles, entre otras informaciones.
Para ello, las marcas viales pueden adoptar distintas formas. Entre las más comunes destacan las marcas longitudinales, que a su vez pueden ser continuas o discontinuas. Pero también nos podemos encontrar con las marcas de intersección, que indican a los conductores qué maniobra realizar cuando lleguen a una, las marcas para los pasos de peatones o de ciclistas, las señales de stop o de ceda el paso, las de limitación de velocidad, las líneas de borde o de estacionamiento, el damero rojo y blanco que indica una zona de frenado, las líneas en zigzag que prohíben el estacionamiento, etc.
Aunque seguro que todo lo anterior lo conocías, es probable que desconozcas otros aspectos relacionados con las marcas viales. Porque ¿sabías cuándo y dónde aparecieron las primeras marcas viales? ¿O sabes lo que significan las marcas viales con forma de dientes de dragón? A continuación te contamos estas y otras curiosidades relacionadas con ellas.
Las primeras marcas viales de la historia
Pese a que existe constancia de la existencia de calles pavimentadas ya en el 4000 antes de Cristo, las primeras marcas viales tardarían aún mucho tiempo en aparecer.
Aunque no hay un consenso claro a la hora de establecer dónde y cuándo se pintaron las primeras señales sobre el pavimento con el objetivo de regular el tráfico, hay quien sitúa su origen en la Roma del siglo XIV. En concreto, durante el papado de Bonifacio VIII, cuando este proclamó el primer año jubilar, lo que provocó que miles de peregrinos colapsasen las calles de la ciudad. Para regular el tránsito de peatones, las autoridades romanas decidieron pintar líneas en el suelo a modo de carriles.
Una doctora pionera
En Estados Unidos agradecen a la californiana June A. McCarroll la iniciativa que tuvo allá por 1912. Carroll era doctora en Palm Springs y en más de una ocasión, al regresar a su casa desde la consulta, comprobó lo peligroso que podía resultar conducir de noche sin ninguna referencia que indicase dónde empezaban y terminaban cada uno de los carriles de la carretera. Por eso, un día, la doctora decidió pintar ella misma una línea que dividía en dos la vía. Aquella fue la primera carretera con dos carriles al oeste de Estados Unidos, aunque poco tiempo después la California Highway Commission copió su idea y la implantó en las demás carreteras del estado.
Blancas, aunque no solo
Pese a que la mayoría de las marcas viales son blancas, al ser el color que más contrasta con el del asfalto, en ocasiones se emplean otros colores como el amarillo, sobre todo para señalizar una zona en obras. En algunas ciudades suele ser habitual señalizar las zonas de aparcamiento con marcas verdes o azules, mientras que el negro suele emplearse para borrar las marcas que han perdido vigencia.
Pintura especial
Las pinturas de las marcas viales deben de ser antideslizantes y reflectantes. Además, deben de pasar pruebas de visibilidad nocturnas y diurnas, así como distintos test para comprobar su durabilidad y desgaste.
¿Una dentadura de dragón en la carretera?
En algunas carreteras al norte de España se ha comenzado a utilizar una señalización en la vía en forma de triángulos a la que se conoce popularmente como dientes de dragón. Este tipo de marcas se instalan al principio de la vía y a ambos lados de esta para indicar al conductor la necesidad de reducir de forma considerable su velocidad respecto a la del tramo anterior.