Usamos cookies y otras tecnologías propias y de terceros para hacer funcionar de manera correcta y segura nuestra página web. También las usamos para analizar la navegación de los usuarios y poder ajustar la publicidad a tus gustos y preferencias. Política de Cookies.
«…si puedes dejarlo a cubierto, en un parking interior, mejor que en la calle»
En esta época de frío polar y movilidad cotidiana imparable, una de las preocupaciones universales al volante es tratar de arrancar y que el coche no responda. ¿Y ahora qué? Se ilumina el piloto de la batería, esa conocida tan desconocida, y nos quedamos compuestos y sin fuelle.
He aquí la típica causa de este contratiempo más o menos habitual que se puede amainar teniendo en cuenta algunas nociones rigurosas. Mejor voces experimentadas antes que seguir los consejos de tu cuñado, que igual acaba de explicarte cómo ganar el Mundial de Fútbol, cómo resolver el problema de la inflación, qué criptomoneda te hará rico y por qué no te funciona el vehículo, que, además, seguro que te lo avisó hace días.
Bromas aparte, ¿cuánto duran las baterías? ¿Cómo optimizar su uso para ahorrar en disgustos, tiempo y dinero? Raúl González, socio fundador de MP3 Automoción, plataforma de comunicación del sector del automóvil y la movilidad, apuesta por la prevención: «Lo ideal, lo que recomienda la mayor parte de los fabricantes, es visitar tu taller de confianza para hacer una revisión a la batería y el resto de componentes de desgaste antes de que empiece el frío. Pero, para los más despistados, hay una serie de señales que pueden alertar de que es momento de hacer una visita al mecánico. Señales como que hayan pasado más de dos años desde la última revisión, que la batería tenga más de cuatro años o que el sistema Start-Stop deje de funcionar en los semáforos».
Y, por supuesto, la evidencia más cruda: «Que el coche no arranque a la primera», sostiene. ¿Sugerencia? «Es importante montar la batería que mejor se adapte a las necesidades de consumo energético de tu vehículo. Y evitar, en la medida de lo posible, los cambios drásticos y sostenidos de temperatura con el coche parado. En otras palabras, si puedes dejarlo a cubierto, en un parking interior, mejor que en la calle».
Cuestión de física ¡y mucha química!
Cuentan los entendidos que, en promedio, las baterías del coche suelen aguantar unos cinco años si las condiciones son buenas, pero, obviamente, existen otros factores determinantes. No se trata de una ciencia exacta, desde luego. La única verdad irrefutable de este elemento esencial encargado de suministrar la electricidad al automóvil es que «no le gustan las temperaturas extremas». «En su interior tienen lugar reacciones químicas especialmente sensibles a las condiciones ambientales externas, en particular a los cambios de temperatura. Y ya nos enseñaron en las clases de Química del bachillerato que la temperatura puede modificar la velocidad de una relación química», explica Raúl González.
Pero vayamos con datos. Tomemos libreta y boli. En el caso de una batería de 12 voltios, las que equipan a los automóviles, la temperatura óptima para que sus reacciones químicas sean las adecuadas se sitúa en los 20 grados centígrados. En otras palabras, se deterioraría muy por encima o por debajo de esta cifra. «Tendemos a pensar que las baterías se estropean más en invierno, pero, en realidad, no es una cuestión relacionada con el descenso de la temperatura ambiente porque el daño también ocurre cuando sube mucho», apunta el experto.
Conclusión, valga la licencia: fuera de la primavera, la batería se altera.
Si esos 20 grados idóneos oscilan arriba o abajo, la reacción química también: lo hace al doble de velocidad si el termómetro aumenta en 10 grados (y marca 30 ºC) y cuatro veces más si el calor llega a los 40 ºC, de modo que la batería envejece rápidamente. La rejilla sufre una mayor corrosión en el periodo estival, que afecta negativamente al rendimiento. Sí, tanto el calor extremo como el frío polar se tornan perniciosos. Porque, recapitulemos, ¿qué sucede en invierno?: «Por un lado, las temperaturas externas caen muy por debajo de esos 20 grados en los que las reacciones químicas de las baterías fluyen de forma perfecta. Por otro, con la llegada del frío, la batería necesita proporcionar un aporte extra de energía para arrancar el motor a bajas temperaturas», comenta Raúl González, creador también de la iniciativa Somos Movilidad. Y en este contexto es cuando, con todos los sistemas electrónicos —cada vez se estilan más— y la calefacción puesta para circular más cómodos, las baterías comienzan a fallar más en esos meses de abrigo y bufanda. La moderación climática, pues, es el mejor aliado.
Desde la página especializada ITV.com, nombre que evoca a la Inspección Técnica de Vehículos que se realiza en España, redundan en estas claves y en la importancia capital del mantenimiento de la batería, revisándola periódicamente y desconectándola si va a estar en desuso durante una época larga.
Asimismo, mencionan el método de las pinzas —se necesita la ayuda de otro automóvil— para recargar una batería agotada y el típico encendido a empujones en punto muerto. Pero no lo recomiendan, que conste en acta. En el supuesto de que la pila toque suelo, hay que cambiarla. Un desembolso —no muy abultado, por fortuna— que bien se puede procrastinar con buenas prácticas al volante. Sí, con un poco más de mimo y atención a la batería, esa vieja conocida tan desconocida.