Más de 1,3 millones de personas pierden la vida cada año al volante y entre 20 y 50 millones quedan heridas, un reto mayúsculo que se quiere reducir a la mitad en 2030

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La seguridad vial es uno de los desafíos más complejos a nivel global, con consecuencias que afectan la vida de millones de personas cada año. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tráfico causan aproximadamente 1,35 millones de muertes al año, y dejan a entre 20 y 50 millones de personas con lesiones no mortales, muchas de las cuales pueden resultar en discapacidades permanentes. Esta realidad tiene un impacto devastador en las víctimas y también genera enormes pérdidas económicas a nivel mundial, ya que afecta a la productividad, el sistema de salud y el bienestar social de los países.

Los traumatismos causados por accidentes de tráfico son la principal causa de mortalidad entre los jóvenes de 5 a 29 años, un grupo particularmente vulnerable, lo que subraya la urgencia de abordar esta problemática. Además, se estima que una de cada cuatro defunciones por accidentes de tráfico afecta a peatones y ciclistas, lo que resalta la necesidad de mejorar la infraestructura vial y los comportamientos viales para proteger a estos usuarios más vulnerables, según informes de Naciones Unidas.

La ONU ha establecido objetivos claros y ambiciosos para reducir las muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico. Dentro del Decenio de Acción para la Seguridad Vial (2021-2030), se ha fijado una meta global de reducir en un 50% las muertes y lesiones por accidentes de tráfico para 2030. Este objetivo se enmarca dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, específicamente en el ODS número 3, que busca garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos, independientemente de la edad. 

El ambicioso plan busca abordar de manera integral la seguridad vial, centrando sus esfuerzos en la mejora de la infraestructura, la seguridad de los vehículos, el cumplimiento de las leyes de tránsito y la sensibilización pública, entre otras medidas. La finalidad es salvar millones de vidas cada año, pero también reducir las considerables pérdidas económicas que los accidentes de tráfico generan anualmente, las cuales afectan tanto a los países de ingresos bajos y medianos como a los de altos ingresos. Sin embargo, lograr estos objetivos implica una cooperación constante entre gobiernos, organizaciones internacionales, sociedad civil y sector privado, para implementar soluciones efectivas y garantizar que las carreteras sean más seguras para todos.

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Problema de desequilibrio

A pesar de los avances en algunas áreas, el panorama sigue siendo desolador, especialmente en países con ingresos bajos y medianos, aproximadamente donde la infraestructura vial, las políticas de seguridad y el cumplimiento de las normas de tránsito a menudo son deficientes, según la OMS. Este desequilibrio pone de manifiesto las desigualdades globales en la gestión de la seguridad vial y plantea la pregunta: ¿por qué los accidentes de tráfico afectan de manera tan desproporcionada a algunos países?

El contraste es especialmente evidente cuando se analizan las tasas de mortalidad por siniestros de tránsito en diferentes regiones. Mientras que, en Europa, la tasa de mortalidad es de 9,2 muertes por cada 100.000 habitantes y ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos años, en África la tasa se dispara a 26,6 muertes por cada 100.000 habitantes y sigue en aumento. 

Este marcado contraste no es meramente una cuestión de estadísticas, sino que refleja profundas diferencias en infraestructura, educación vial y políticas de seguridad. La OMS ha señalado que más del 90% de las defunciones por accidentes de tráfico ocurren en países de ingresos bajos y medianos, donde las condiciones viales son a menudo inadecuadas y las leyes de tránsito no se aplican de manera efectiva.

Un ejemplo de la grave situación en estos países lo encontramos en República Dominicana, que ostenta la mayor tasa de mortalidad por accidentes de tránsito en el mundo, con 64,6 muertes por cada 100.000 habitantes. Las principales causas de esta tragedia son, por un lado, la irresponsabilidad de los conductores, junto con la normalización del consumo de sustancias psicoactivas al volante, según estudios de algunas empresas de renting. La falta de infraestructura adecuada y la escasa aplicación de las leyes de tránsito agravan aún más la situación. 

En cambio, en países con mayores ingresos, como Suecia o Noruega, las tasas de mortalidad son significativamente más bajas, gracias a políticas públicas rigurosas, una infraestructura vial de calidad y un fuerte enfoque en la educación y sensibilización vial.

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Factores de riesgo

La seguridad vial es un problema multifacético que no puede abordarse desde un solo ángulo. Entre los factores que contribuyen a los accidentes de tráfico se encuentran la velocidad excesiva, la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas, la falta de uso de cinturones de seguridad y cascos y las distracciones al volante. Un dato alarmante es que los conductores que usan el teléfono móvil mientras conducen tienen cuatro veces más probabilidades de verse involucrados en un accidente que aquellos que no lo usan. De igual manera, la velocidad tiene una relación directa con la gravedad de los accidentes: por cada aumento del 1% en la velocidad media, el riesgo de que se produzca una colisión mortal incrementa en un 4%.

Road at the sunrise

Además, la falta de seguridad de la infraestructura vial es otro factor crítico. La OMS ha subrayado que las carreteras deben ser diseñadas de manera que garanticen la seguridad de todos los usuarios, desde los conductores hasta los peatones, ciclistas y motociclistas. En muchos países de ingresos bajos y medianos las carreteras no cumplen con los estándares mínimos de seguridad, lo que aumenta exponencialmente el riesgo de accidentes. La falta de señales de tránsito adecuadas, la inexistencia de carriles para bicicletas o la ausencia de pasos peatonales seguros son algunos de los problemas más graves que contribuyen a la alta tasa de mortalidad en estos lugares.

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¿Cómo influyen los vehículos?

En muchas regiones, la seguridad de los vehículos deja mucho que desear. Aunque existen normas internacionales que exigen airbags, cinturones de seguridad y sistemas como el control de estabilidad, aún hay países donde estas regulaciones son apenas una sugerencia. En estos lugares, no es raro que un coche se venda sin las mínimas garantías de seguridad. Y eso, literalmente, pone en riesgo vidas. Esto deja a los ocupantes de los vehículos, así como a los usuarios vulnerables de las vías, expuestos a riesgos innecesarios. La OMS recomienda que los países adopten y refuercen estas normas para reducir significativamente los traumatismos y las muertes en las carreteras.

Es importante señalar que la atención posaccidente también juega un papel fundamental en la reducción de las muertes y lesiones graves. El tiempo de respuesta para brindar atención a las víctimas de accidentes de tráfico es crucial: unos pocos minutos de retraso en la atención médica pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. En muchos países, la falta de recursos y la inadecuada infraestructura médica dificultan la provisión de atención rápida y eficaz a las víctimas.

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Objetivos ambiciosos

Ante este panorama, la OMS ha establecido metas ambiciosas. Dejar en la mitad el número de muertes y lesiones de tránsito para 2030 y, para lograrlo, aboga por un enfoque integral que incluya la mejora de la infraestructura vial, la promoción de políticas públicas más estrictas, el refuerzo del cumplimiento de las leyes y el fomento de la educación vial. Además, la organización destaca la necesidad de priorizar el transporte sostenible, promoviendo el uso de medios de transporte más seguros, como caminar, andar en bicicleta o utilizar el transporte público.

A car with a breakdown alongside the road


La colaboración global es esencial para que los cambios sean reales. La OMS y otras organizaciones trabajan codo a codo con gobiernos y comunidades para implementar soluciones y compartir prácticas que marquen la diferencia. A medida que todos nos unimos, las carreteras del futuro pueden ser mucho más seguras. Un ejemplo de este esfuerzo conjunto es la Semana Mundial de la Seguridad Vial, promovida por las Naciones Unidas, y que se celebra cada año en el mes de mayo, con el objetivo de generar conciencia sobre los riesgos y las soluciones para reducir los accidentes de tráfico.

Innovación tecnológica

Hoy en día, la tecnología juega un papel vital en la transformación de la seguridad vial. Desde los vehículos que detectan y evitan accidentes hasta las carreteras inteligentes que ajustan el tráfico en tiempo real, las innovaciones tecnológicas están cambiando la manera en que nos movemos y nos protegemos en la carretera. ¿Quién hubiera imaginado hace solo unos años que un coche podría frenar automáticamente para evitar un accidente?

Los avances tecnológicos reducen la mortalidad y los traumatismos y cambian la manera en que concebimos la seguridad al volante, tanto para los conductores como para los peatones y ciclistas.

Una de las tendencias más destacadas es el desarrollo de los Sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS, por sus siglas en inglés), que se integran cada vez más en los vehículos de serie e incluyen tecnologías como el control de crucero adaptativo, el asistente de mantenimiento de carril y el frenado automático de emergencia. 

Por ejemplo, el frenado automático de emergencia (AEB) es un sistema que puede detectar una posible colisión frontal y activar los frenos de manera automática si el conductor no responde a tiempo. Utilizando radares y cámaras, puede ayudar a evitar accidentes o reducir su gravedad significativamente. Según la aseguradora Zurich, estos avances son fundamentales para hacer frente a los altos índices de accidentes de tráfico y salvar vidas al disminuir los errores humanos en la conducción.

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Vehículos autónomos

Otro avance significativo es la implementación de vehículos autónomos y conectados. Equipados con sensores y sistemas de inteligencia artificial, estos vehículos tienen el potencial de eliminar el factor humano, considerado uno de los principales causantes de los accidentes de tráfico. La tecnología de comunicación entre vehículos (V2V) también ha ganado relevancia. Este sistema permite que los vehículos compartan información sobre su ubicación y velocidad en tiempo real, lo que mejora la conciencia situacional y puede evitar accidentes. De acuerdo con un informe de la Asociación Mundial de Carreteras (PIARC), el futuro de la seguridad vial está indiscutiblemente ligado al desarrollo de vehículos autónomos y a la mejora de la conectividad en las carreteras.

Además, la infraestructura vial inteligente se está consolidando como un aspecto clave para mejorar la seguridad. Ejemplos como los semáforos inteligentes que ajustan su duración en tiempo real según el flujo de tráfico o las condiciones meteorológicas, o los sistemas de gestión del tráfico que monitorizan las carreteras y proporcionan alertas en tiempo real, contribuyen a optimizar la circulación y prevenir accidentes. Según Geotab, estos avances en infraestructura ayudan a mejorar el flujo del tráfico, y permiten una reacción más rápida ante emergencias y peligros, reduciendo las probabilidades de accidentes.

El uso de dispositivos de señalización de emergencia también está ganando popularidad. Un ejemplo de ello es el dispositivo help flash, una señal luminosa de emergencia que sustituye a los tradicionales triángulos de señalización, que mejora la visibilidad y reduce el riesgo de accidentes secundarios en carreteras. Estos dispositivos, ahora obligatorios en algunos países, proporcionan una mayor seguridad a los conductores que se ven obligados a detenerse en la carretera, especialmente de noche o en condiciones de visibilidad reducida.

Internet de las cosas

La detección y prevención de colisiones también ha mejorado con el uso de tecnologías como el internet de las cosas (IoT) y las redes ad-hoc vehiculares (VANET). Estas tecnologías permiten la interconexión de vehículos y dispositivos en tiempo real, lo que proporciona una mayor capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia y ayuda a predecir accidentes antes de que ocurran. Como mencionan algunos estudios universitarios, los sistemas de IoT, combinados con tecnologías de visión por computadora, tienen el potencial de reducir drásticamente las colisiones al anticipar peligros y activar las medidas de seguridad adecuadas con antelación.

Asimismo, las intervenciones urbanas automatizadas están emergiendo como una solución eficaz para mejorar la seguridad de los peatones y ciclistas, dos de los grupos más vulnerables en las carreteras. Estas tecnologías utilizan datos de imágenes y técnicas de visión por computadora para identificar áreas de alto riesgo y optimizar el diseño de las ciudades, como la colocación de pasos de peatones más seguros o la creación de carriles exclusivos para bicicletas. Según los estudios publicados, el uso de la inteligencia artificial y el análisis de datos en tiempo real permite que las ciudades se adapten mejor a las necesidades de seguridad de sus habitantes, reduciendo accidentes y promoviendo un entorno más seguro para todos.

Estas innovaciones tecnológicas reflejan el potencial de la ciencia y la ingeniería para transformar la seguridad vial. A medida que más países adoptan estas tecnologías y las integran en sus infraestructuras, es probable que se observe una reducción significativa en los accidentes de tráfico y, por ende, en la mortalidad y las lesiones relacionadas. Sin embargo, como subraya la OMS, no basta con la implementación de estas tecnologías; es esencial que existan políticas públicas que promuevan su adopción, educar a los conductores y garantizar el cumplimiento de las normas de seguridad vial.

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