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El aparcamiento inteligente se está convirtiendo en uno de los indicadores más adelantados de las ciudades del futuro. Unas ciudades más automatizadas, fluidas y sostenibles.
Alrededor del 30% de los vehículos que vemos en movimiento en las grandes ciudades está buscando un sitio libre para aparcar y, generalmente, los coches se demoran casi 17 horas de media al año antes de dar con la plaza deseada.
En esas 17 horas, consumen combustible, retrasan el desplazamiento de otros vehículos en retenciones evitables, minan todavía más la paciencia propia y ajena de conductores y peatones… y generan emisiones contaminantes. Solo en EEUU, se estima que el impacto de la congestión sobre la salud de la población rebasará con creces los 15.000 millones de euros en 2030.
Naturalmente, la peor parte del daño sanitario son las enfermedades que genera o contribuye a generar el tráfico. Casi 20.000 personas murieron en la primera economía mundial en 2017 solo por la contaminación de los coches, según un estudio de Harvard. Por otra parte, el tráfico alimenta un ruido que está provocando unos problemas médicos tan precisos que, por ejemplo, en Reino Unido, ya se miden en años perdidos de buena salud.
El smart parking es una de las respuestas de las ciudades inteligentes a todos estos enormes desafíos. Y su aplicación depende mucho de la regulación y la inmersión digital del usuario final. Por ejemplo, España es uno de los países más avanzados del mundo en algunas tecnologías de smart parking, porque en la normativa que afecta a los consumidores de aparcamientos privados se requieren desde hace años lectores de matrículas, algo que no sucede en otros países europeos. El motivo es que el regulador los considera necesarios para ofrecer una protección adicional a la lectura de los tiques que permite la apertura de las barreras de salida.
Sin embargo, al mismo tiempo que muchos parkings cuentan con avanzados lectores de matrículas, es común que en España el abono de la estancia sea manual para acomodarse, sobre todo, a las necesidades de la población mayor. Según un informe del sindicato UGT, más de 14 millones de españoles ni siquiera saben en qué consiste la banca online y muchos de ellos superan los setenta años.
El abono manual de la estancia en el aparcamiento exige que haya que acercar o introducir el tique para que lo lea una máquina y pasar o insertar después la tarjetapara pagarlo y acceder al recibo en papel. A partir de un determinado coste, habrá que teclear también la clave de la tarjeta para que se complete la transacción. Y todo esto provoca colas y retrasos en las horas punta que la agilidad del reconocimiento automático de las matrículas a la salida es incapaz de compensar.
Antonio García, CEO de Innova Systems Group, recuerda que el smart parking se puede desplegar “en distintos niveles que siempre incluyen el reconocimiento automatizado de matrículas”. La principal diferencia entre ellos radicará en la forma en la que se abona la transacción, y esto último dependerá, sobre todo, del nivel de inmersión digital de los usuarios finales.
Unas veces, advierte García, “el abono se realizará mediante unos códigos QR que redirijan a una pasarela de pago donde se pueda abonar el importe de la estancia”.
Otras veces, sigue, “se llevará a cabo mediante aplicaciones móviles de pago como Apple Pay o Google Pay”. Y otras veces más, concluye, “el usuario habrá introducido sus datos bancarios en la plataforma que gestiona el aparcamiento tiempo antes y, como sucede con Uber, se le cargará el importe a la salida”.
Es verdad, matiza el experto de Innova, que esta última opción abre el abanico a reservar plazas de aparcamiento durante varios días. Esto, en algunos casos, puede llevar a emplear “estrategias de fidelización que, por ejemplo, incluyan un descuento que tiene sentido para el usuario, que se ahorra una cantidad y puede elegir una plaza mejor o más amplia, y para el operador del aparcamiento, que sabe por adelantado cuántas plazas va a tener ocupadas como mínimo”.
Si se ocupa la plaza durante más tiempo de lo acordado, la lectura automatizada de la matrícula a la salida facilita que se le cobre el importe actualizado.
Guiado y plazas reguladas
Para Tania Josa, marketing manager de Urbiotica, otro de los servicios claves del smart parking “es el guiado de vehículos hasta las plazas libres”. Así, sigue, “utilizando sistemas de detección de ocupación a través de sensores magnéticos o cámaras, estos sistemas proporcionan información en tiempo real sobre la disponibilidad de aparcamiento. Y eso permite a los conductores encontrar espacios libres más rápidamente, reduciendo el tráfico de agitación que genera caos y contaminación”.
Además del guiado de vehículos, añade, “observamos una creciente demanda de soluciones para el control eficiente de plazas reguladas. Aquí los proyectos de smart parking también incluyen soluciones para alertar a las autoridades sobre el uso indebido de los aparcamientos, empleando sensores o cámaras de detección integradas con plataformas de gestión inteligentes y aplicaciones móviles”.
Estas herramientas, advierte, “basadas, en el caso de Urbiotica, en alertar a los vigilantes cuando se producen infracciones, no solo facilitan una supervisión más eficiente del estacionamiento que evita las clásicas rutas inoperativas de los vigilantes, sino que también ayudan a garantizar el cumplimiento de las normativas y a prevenir el uso fraudulento de las plazas reservadas”.
Antonio García, CEO de Innova Systems Group, admite que el control de plazas reguladas mediante el smart parking es prometedor, aunque los desafíos son considerables: “No puedes poner una cámara en cada plaza a pie de calle porque es muy costoso; necesitas encontrar, en consecuencia, un punto de entrada y salida desde el que se puedan reconocer fácilmente las matrículas de multitud de plazas reguladas”.
Una solución que se está aplicando en algunos lugares, como Pontevedra, es que la policía compruebe automáticamente al pasar con su vehículo que el coche estacionado cumple con los requisitos. Y esto se puede realizar mediante un lector de matrículas instalado en el coche policial y un sistema que cruce después esa matrícula y la información que figura, por ejemplo, en bases de datos que incluyan las matrículas de los vehículos de residentes o en las plataformas en las que ha debido abonarse la ocupación de las zonas reguladas por un tiempo limitado.
Las tecnologías del smart parking no solo están ayudando ya a gestionar más eficientemente los aparcamientos privados y a guiar a los vehículos a las plazas libres, sino también a controlar mejor el buen uso de las plazas reguladas. Tania Josa, de Urbiotica, recuerda, en ese sentido, el caso de la ciudad canadiense de Burlington. Allí, explica, “creían que no había suficiente aparcamiento para la afluencia de personas al centro, especialmente durante eventos como festivales de música, lo que llevó a que pensaran seriamente en crear más plazas de aparcamiento”. Sin embargo, añade, al no contar con datos para respaldar esta percepción, decidieron abordar el problema instalando sensores de detección de ocupación en las plazas de aparcamiento del área”.
Los datos obtenidos, advierte Josa, “revelaron una realidad diferente: mientras que algunas zonas de pago estaban constantemente llenas, otras áreas cercanas tenían disponibilidad. Y esto demostró que no era necesario construir más plazas de aparcamiento, sino reeducar a los ciudadanos sobre las opciones de aparcamiento disponibles”.
La creciente sensorización de todos los coches nuevos y las mayores restricciones a los vehículos en las ciudades para limitar el coste de las congestiones innecesarias, el ruido continuo y las emisiones contaminantes anticipan un crecimiento enorme de los servicios de aparcamiento inteligente. Según el Global Smart Parking Outlook de EMR, el valor del mercado mundial del sector se triplicará hasta casi 26.000 millones de dólares entre 2023 y 2032. Es decir, en menos de diez años.
Otros motores que explican esta espectacular expansión es la rapidísima implantación de los servicios en los dos países más poblados del planeta, China e India, y la vertiginosa inmersión de los usuarios en el mundo de las transacciones digitales incluso en sociedades con tantos usuarios mayores como España.
Según un informe el Observatorio de la Digitalización Financiera FUNCAS-KPMG de 2023, el uso de la banca digital en España se había incrementado un 30% desde la pandemia, situándose en el 70% de los ciudadanos que pueden utilizar estos servicios. En 2028, la misma fuente prevé que los usuarios lleguen al 85%, lo que supondría añadir unos seis millones de clientes.
Como se ve, el smart parking, tanto público como privado y tanto subterráneo como en la vía pública, se está convirtiendo en una de las grandes bazas que permiten observar el galope acelerado, y a veces invisible, de las ciudades inteligentes. El futuro empieza hoy.
Escribe: Gonzalo Toca