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Hay autovías que tienen trazados curiosos, pero, sin duda, la palma se la lleva la autopista japonesa Hanshin Expressway.
Esta vía recorre un total de 239 kilómetros que conecta las ciudades de Osaka, Kobe y Kioto, y se inauguró en 1962. Hasta ahí todo normal. Lo raro está en el tramo que recorre la ciudad de Osaka. Y para rizar el rizo, la autovía atraviesa un edificio de oficinas, el Gate Tower, al que los habitantes de Osaka conocen como The Beehive. ¿Pero cómo es posible que haya ocurrido esto?
Todo comenzó en la década de 1980, cuando las autoridades de esa ciudad japonesa habían diseñado un nuevo plan de urbanismo que remodelaría y modernizaría una gran área muy deteriorada del barrio de Fukusima-ku. Pero aquellos planes urbanísticos, que los propietarios del barrio habían recibido con entusiasmo, chocaron de lleno con la ampliación de la autovía Hanshin Expressway. Aquella ampliación ya estaba aprobada igualmente, y en ella se contemplaba, además, añadir una serie de rampas, de las cuales una se situaba justamente en el terreno sobre el que se había planeado construir un edificio de oficinas.
Las autoridades pidieron amablemente a los propietarios del terreno que renunciaran a sus planes y a su edificio, pero estos se negaron. Cinco años, cinco largos años, duró la negociación entre unos y otros, y ninguno quiso ceder. Así que se optó por una decisión salomónica: los propietarios construirían su edificio y la autovía se ampliaría como estaba previsto. ¿Cómo? Incorporando su trayecto al diseño del Gate Tower.
Para que esto fuera posible, obviamente, hubo que cambiar la normativa, y en 1989 se promulgó la ley que permite la construcción de carreteras y edificios en el mismo espacio.
Con el visto bueno legal, se procedió a la construcción de autovía y oficinas. Y se recurrió a un diseño innovador por el que un tramo de la carretera, que también pasaba por el barrio, estuviera construido de manera que atravesara el edificio de 16 pisos.
La vía, que está cubierta, se sitúa entre los pisos 5º, 6º y 7º, y está soportada sobre una serie de pilares que fueron diseñados para complementar la fachada del edificio. De esta manera, no tiene contacto con él y queda aislado de ruidos y vibraciones provocados por el tráfico. Los ascensores suben y bajan por el exterior de la estructura, fabricada con hormigón armado y acero, y, lógicamente, no paran en esas tres plantas.